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La realidad de la educación inclusiva en el Ecuador.
La educación inclusiva en el Ecuador, surge de la demanda de una educación diferente para niños con necesidades educativas especiales. Podemos verificar históricamente la pertinencia esta necesidad, al confrontar la educación excluyente de los años 60, 70 y parte de los 80, donde la escuela solo educaba a los niños “normales”; las posturas integracionistas de mediados de los años 80 y 90; y los actuales movimientos inclusivos, en proceso de maduración.
La educación inclusiva plantea la necesidad de enseñar en la igualdad, su objetivo principal es que todos participen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, no solo los educadores y los alumnos, sino también los padres y la comunidad. Se trata de integrar a todos, con igualdad de derechos, al proceso educativo.
Como todo cambio social, la inclusión atravesó y atravesará diversas etapas hasta alcanzarse plenamente, por eso, no se puede decir que el movimiento integrador fuera del todo negativo. El mismo, permitió salir de la situación en que las escuelas regulares no podían recibir a chicos diferentes, planteando la necesidad de crear las condiciones propicias para recibirlos. Por primera vez, estas personas que se encontraban totalmente excluidas del sistema escolar regular, encontraron una vía de acceso, un tanto deficiente al inicio, pero un comienzo para la inclusión.
Como se dijo, los alumnos con necesidades educativas especiales – NEE, no tenían cabida en el sistema educativo regular, pero el nacimiento de la educación especial, propuso, en un comienzo, incorporarlos a la escuela regular, mediante la creación de aulas de apoyo y centrando toda su atención en aquellos profesionales capaces de atender las necesidades de estos chicos. Hay que anotar, sin embargo, que la mayoría de acciones estuvieron dirigidas a adaptar al sujeto con NEE al sistema educativo regular y no a cambiar el sistema, lo cual se mantiene aún en gran parte del cotidiano educativo de nuestra región.
Frente a esta realidad, el Estado ecuatoriano ha decidido hacer su parte y no quedarse atrás en este movimiento social. En efecto, en el Ecuador se vienen dando diferentes reformas educativas que han supuesto el reconocimiento del derecho de todas las personas con discapacidad a ser escolarizadas dentro del sistema educativo ordinario, siempre que sea posible. Desde el año 2010 el Ministerio de Educación del Ecuador cuenta con un Proyecto Modelo de Educación Inclusiva, cuyo objetivo es asegurar que el sistema educativo, cumpla con las demandas de la constitución, es decir, hacer posible la escuela para todos, atendiendo a aquellos sujetos con necesidades educativas especiales, transitorias o permanentes, asociadas o no a la discapacidad.
Los principios sobre los cuales se asienta esta nueva educación, nacen del enfoque defendido por la UNESCO:
Es importante anotar que ese enfoque apunta a la inclusión, y no a la simple integración, hallándose la principal diferencia entre estos conceptos en su marco de referencia; mientras la integración se basa en la normalización, la inclusión defiende los derechos humanos.
La integración, tiene como objeto de estudio la educación especial, aquella que solo se centra en los estudiantes como dificultades de aprendizaje (nivel micro), mientras que la inclusión intenta hacer mejoras al sistema educativo (nivel macro) para que estos estudiantes (y todos) se sientan acogidos, su objeto de estudio es la educación genera. La responsabilidad del docente en la inclusión o la exclusión de los estudiantes es un punto fundamental de la educación inclusiva, el profesor debe hacerse cargo de sus alumnos y de que todos participen en igualdad de condiciones y derechos en el proceso educativo.
Si bien, como hemos intentado sintetizar, hay avances en la reflexión teórica alrededor de la inclusión, que se ve reflejada en políticas públicas, tratados y reglamentos; es preciso también mirar hacia el cotidiano.
En este aspecto, poco o nada se dice sobre lo dificultoso de dedicar tiempo completo a trabajar con necesidades especiales, ya que muchas veces no se pueden cumplir con las expectativas de los alumnos con destrezas desarrolladas y mucho menos cumplir a cabalidad currículos planificados, casi como si la disposición en cuanto a lo inclusivo, si bien justa y necesaria, no estuviera acompañada de las condiciones y la consideración de la realidad y condiciones de los docentes ecuatorianos.
Es importante entonces, mirar aquella realidad a la que nos enfrentamos como docentes en el aula, pues la labor que plantea la inclusión es efectivamente desafiadora y dura, incluso criticada dentro de los círculos docentes, pues muchas veces significa realizar todo un trabajo adicional independiente, no completamente visibilizado y reconocido.
Para acoger alumnos con NEE, bajo las actuales disposiciones, es necesario realizar otra planificación, usar metodologías particulares, técnicas adecuadas y evaluaciones diferentes dedicadas muchas veces a uno o dos casos por aula, que, si bien merecen el esfuerzo, también significa restar dedicación al resto de estudiantes.
Para enfrentar este tipo de labores, el docente, a parte de sus ocho horas de trabajo diario, tiene que buscar espacio en su hogar y dar cinco o más horas extras para completar las acciones necesarias, tiempo que no es remunerado y muchas veces afecta la convivencia social dentro de los hogares.
En la misma línea, es preciso observar también la falta de capacitación docente para la inclusión, de forma que se pueda efectivamente enseñar y aprender junto con estudiantes con estas necesidades. Consideramos, que la capacitación que hemos recibido como docentes ha sido ambigua sobre el tema, siendo necesario mayor capacitación y trabajo educativo de tipo experimental con estudiantes de NEE, que proveen experiencias, hallazgos y buenas prácticas para proveer un mejor manejo de estos estudiantes, en nuestro contexto particular.
Ciertamente, la tarea docente se ha hecho más difícil, y si bien, el reto ha sido asumido por una gran mayoría de profesores, ninguna autoridad reconoce explícitamente este esfuerzo adicional, y menos aún busca equiparar tiempos y mejorar salarios o incentivos para el profesor.
El estudiante con NEE necesita procedimientos y metodologías con más creatividad, precisa también de otro tipo de agendas en su aprendizaje, así como técnicas y métodos de educación convenientes en su estudio. En lo que respecta a lo inclusivo, la educación ecuatoriana cambiará solo el momento que existan los respectivos cambios y la debida preocupación del gobierno zonal para asesorar y facilitar el manejo de este tipo de estudiantes, de forma que al equipo docente de cada institución, no lleguen apenas las disposiciones y objetivos a cumplirse, sino también los medios y recursos necesarios para cubrir esa meta de aprender junto con aquellos estudiantes que, sin ninguna duda, pueden aportar de gran manera en el desarrollo del país y la región.
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