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Por: Juan Carlos Durán M. Fotografía: Silvia Calvachi, Archivo, Pablo Zambrano

Ensayo de Interpretación histórica: Inicios de la Facultad como formadora de Maestros y Maestras

 

CREACIÓN HISTÓRICA  DE LA SECCIÓN PEDAGÓGICA EN LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y  LETRAS  DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR (Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación)

 

Creer que los decretos hacen la historia y no la historia a los decretos es un error teórico que induce a ver la parte y no el todo de aquellos procesos políticos, ideológicos y económicos que se enlazan en las conexiones  de las causas –efectos, posibilidades –realidades, necesidades y casualidades para dar origen a  instituciones y en este caso a la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central del Ecuador.

 

 Acontecimientos no accesibles a la contemplación sensorial y que exige desde una visión dialéctica entender como lo dice Mario Bunge  “que ningún dato o hecho por sí mismo es una evidencia histórica sino está interpretada con la ayuda de una teoría”1.  En consecuencia:

 

 ¿Qué procesos políticos, ideológicos  y económicos determinaron la creación de la  sección pedagógica en la Facultad de Filosofía y Letras?

 

¿Por qué se creó dicha sección?

 

 ¿Quiénes la crearon?

 

Son preguntas directrices fundamentales, que permiten resolver el tema planteado a partir de la concepción científica del mundo. Para los dictadores de lo empírico solo es suficiente considerar, un decreto supremo o acuerdo ministerial de determinada fecha y nada más. En cambio, desde una visión marxista, es fundamental trabajar con conceptos adecuados para la captación de las leyes que rigen el movimiento de la historia.

 

            Así podemos manifestar que nuestra facultad en su parte educativa surge como consecuencia de la revolución liberal y años más tarde, de la revolución  juliana, ya que era indispensable concentrar la lucha de las fuerzas progresistas en aquellos centros de dominación ideológica que permitía a las fuerzas conservadoras tener el control en la producción y trasmisión simbólica que garantice la reproducción social. La educación laica y estatal consolida los intereses políticos de formar al ciudadano, separar poco a poco la fuerza de trabajo de la tierra en consonancia con el avance de las fuerzas productivas, que se acelera en la costa ecuatoriana mediante la agroexportación.

 

Si bien en el procesos de desarrollo del capitalismo ecuatoriano  algunas capas de la burguesía nacional se transforman de clases progresistas en clases reaccionarias cuando el sistema constituido  permite privatizan las ganancias y socializan las pérdidas, en el  plano ideológico, la revolución juliana años más tarde,  reivindica las tradiciones insurgentes del liberalismo alfarista, relacionadas con el carácter secular del Estado y el laicismo en la educación,  defendiéndola como una conquista histórica  que debía  profundizarse, no sin contratiempos  desde  las facultades de jurisprudencia y  por varias tentativas, desde las Facultades de Filosofía y Letras de las universidades, para precisamente realizar rupturas con la ideología conservadora y patriarcal.

 

 Facultad de Filosofia Universidad Central del Ecuador UCE

 

Desde inicios de la revolución liberal la Ley de instrucción Pública (30 de junio de 1897) establece a nivel superior, entre otras facultades la  Facultad  de Filosofía y Letras. Sin embargo,  la resistencia de los conservadores mediante rebeliones y motines políticos, la necesidad urgente de atender la educación primaria, entre otros factores, determinaron que las universidades carezcan de rentas fiscales, a tal extremo que únicamente funcionaban las escuelas de Medicina y Jurisprudencia, como así lo denuncia el senador Carlos Tobar (1900).Muchas dificultades existen para consolidar la educación laica y estatal a nivel primario. No existen establecimientos educativos estatales, el mobiliario escolar es mínimo,  los salarios docentes bajos (20 sucres), programas de estudio caducos, (correspondiente a la  ley de educación de 1863). De igual forma,  para ser docente de niños y niñas no se requería título profesional, cuando mucho  saber leer y escribir, en cambio, para  ser docente de colegio le ley (1906) exigía ser bachiller. En el caso de, Director de Estudios (equivalente a ministro) o rector de un colegio se necesitaba tener 30 años de edad, buena conducta y título de bachiller en Filosofía. La supervisión de estudios debía realizarse por los Visitadores escolares que en 1922 se prescribe que exista por lo menos uno por provincia. La titulación de maestro se realizaba en  virtud de un examen ante un tribunal,  posteriormente se logra (Luis Napoleón Dillon) que solo los normales puedan dar el título profesional, y en esta perspectiva se exigía también que los maestros y maestras graduadas en las Escuelas Normales sean preferidas legalmente para los cargos de las escuelas primarias. Pese a ello, Emilio Uzcategui nos advierte, en 1918: “existen alrededor de 811 maestros y maestras de primaria a nivel nacional que no tienen título profesional, conjuntamente con otros de primera, segunda , tercera y cuarta clase,  y apenas 114 que son normalistas”2.

 

 Por otra parte,  si bien en estos primeros años del liberalismo ecuatoriano  existen logros materiales y culturales significativos, no es menos cierto que se produce también su primer  fraccionamiento y con ello, el comienzo de una derechización de sus posturas  conforme algunos de los que participan en el poder político dejan de ser representantes de las  clases progresistas para trasformase en voceros de los nuevos millonarios que el sistema capitalista agro exportador generaba dentro de una lógica internacional del trabajo.  Para afianzar el control político tendrán que eliminar al alfarismo radical, vencer con  las armas y los engaños a las sublevaciones armadas, y pactar con la oligarquía serrana en aquellos intereses de clase indispensables para garantizar la nueva sociedad de los privilegios. “El dominio de los liberales vinculados a Plaza, mantuvieron la línea del placismo que consistía en responder a los intereses de la banca y a los exportadores costeños sin infringir los privilegios de los hacendados de la sierra”3, cuyo dinamismo y crecimiento empieza a manifestarse con la llegada del ferrocarril.

 

Bajo estas circunstancias, en 1919 el Consejo de Educación Superior determina nuevamente el restablecimiento de la Facultad de Filosofía de la Universidad Central, mediante acuerdo No 18, del 21 de mayo; con dos secciones:

1.- La de Filosofía y Letras encargada de completar la instrucción universitaria y perfeccionar la cultura general de los estudiantes universitarios.

2.- La de Pedagogía para la formación y preparación del profesorado de la enseñanza secundaria y especial.

 Los títulos a obtenerse son:

 

• Profesor de Filosofía, lengua y Literatura Castellana.

• Profesor Filosofía e Historia.

• Profesor de Ciencias Físicas y Matemáticas.

• Profesor de Ciencias Naturales y Matemáticas.

• Profesor de Ciencias Físicas o Ciencias Naturales y Geografía.

• Profesor de Idiomas.

 

 De esta manera, los sectores de avanzada intentaban  consolidar el laicismo  en la educación a través de la Facultad de Filosofía y Letras. Sin embargo, las condiciones sociales, económicas y políticas no eran  las adecuadas para su materialización.   La primera guerra mundial, la caída de los precios internacionales del cacao, la consolidación del poder de la banca sobre el Estado,  provocaron  instabilidad monetaria, deuda excesiva, déficit fiscal y crecientes demandas de los sectores populares. Entre 1917 y 1925 el sucre se devaluó en un 50% de tal manera que los productos de primera necesidad superaron la capacidad monetaria de los sectores socialmente vulnerables cuyos sueldos estaban congelados, y muchos de ellos, ni siquiera tenían empleo.  De acuerdo a los estudios de Richard Butrik, se estima que el costo de vida aumento hacia 1920 en un 94% y hacia 1924 en un 142%.  La peste que recayó en los cultivos del cacao, complica la situación: “En Guayaquil reinaba el espectro del hambre, la desocupación, altos precios, miseria. El torrente de migrantes engrosaba los ríos de angustia y de tensión social”4. De ahí que el primer conflicto social que la burguesía tiene que enfrentar con un costo político y social de fuertes repercusiones  en materia de hegemonía, es el 15 de noviembre de 1922.

 

Asimismo, la tendencia de los gobiernos placitas de recurrir a préstamos de la banca nacional para atender tenuemente los problemas sociales relacionados con pobreza, migración y desempleo, secuestra la iniciativa estatal. Para 1924 el Estado ecuatoriano adeudaba al Banco Comercial y Agrícola cerca de 22 millones de sucres (sumas enormes para la época)  institución responsable no solo de usurpar el esfuerzo nacional sino además  acaparar el poder político para manejar y quitar gobiernos y autoridades  a su antojo. En correspondencia con los  bien instalados,  se permite, por parte de las autoridades oficiales, que los  grandes negocios puedan  reponer en sucres,  lo que se perdía en dólares en el mercado internacional por la venta del cacao, situación que agudiza los problemas estructurales cuyo acumulado histórico se hace sentir con la llamada revolución juliana de 1925.

 

 La revolución juliana, es liderada por los sectores medios empeñados en modificar el modelo oligárquico y agro exportador, y sus instituciones de clase, toda vez que la crisis social desde hace una década atrás erosionaba la hegemonía de los liberales placistas  y el poderío de su base social: los agro exportadores, comerciantes y banqueros del litoral quienes atrapados en los  procesos irreversibles del poder internacional, constituyen la personación del consumo suntuario,  y la corrupción social. Dicha revolución, (inspirados en la revolución rusa)  permite en térmicos económicos clausurar algunos instituciones financieras de la costa ecuatoriana, crear el Banco Central para regular los procesos inflacionarios, sanear el presupuesto nacional instituyendo el impuesto a la renta y mejorar el manejo de las finanzas públicas con la creación de la Contraloría General del Estado y la Dirección General de Aduanas. A nivel social; se establece la Caja de Pensiones y Jubilaciones para ajustar adecuadamente  salarios y jornadas de trabajo. En términos políticos, se concreta: el voto femenino, el habeas corpus,  el partido socialista ecuatoriano y  el bicameralismo y la representación funcional (constitución de 1929). A nivel ideológico, los principios fundamentales en torno al Estado como promotor del bienestar social y árbitro de los conflictos laborales se refuerzan considerablemente. Por otra parte, “ el  socialismo y la izquierda, que habían surgido cuando las cúpulas liberales vinculadas a la oligarquía habían abandonado los cauces del radicalismo, reivindicaron las tradiciones insurgentes del liberalismo alfarista, y entre ellas, con gran fuerza, la defensa del carácter secular del Estado..”5

 

 En esta coyuntura histórica surge la posibilidad de concretar  el laicismo a nivel secundario, mediante la formación profesional de docentes en la  Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central. Para ello los sectores progresistas realizan  dos decretos supremos complementarios.

 

El primero, emitido el 10 de abril de 1928 (basado en el de 1919), en el que se restablece la Facultad, con dos secciones:

 

1.- La de Filosofía y letras que tiene por objeto, además de la adquisición del título correspondiente, completar la instrucción universitaria y perfeccionar la cultura general de los estudiantes.

 

2.- La de Pedagogía cuyo título habilita para el ejercicio del magisterio en los Colegios de Instrucción Secundaria y los Institutos normales de la República. Los títulos de profesores giran en los siguientes ramos:

 

• Profesor de Filosofía, lengua y Literatura Castellana.

• Profesor Filosofía Instrucción Normal y Cívica e Historia.

• Profesor de Psicología y Ciencias Biológicas e Historia.

• Profesor de Historia y Geografía.

• Profesor de Ciencias Físicas y Matemáticas.

• Profesor de Ciencias Naturales.

• Profesor de Ciencias Físicas o Ciencias Naturales y Geografía.

• Profesor de Idiomas.

• Profesor de Dibujo.

• Profesor de Música.

 

El segundo decreto, emitido el 19 de diciembre de 1929 en el que, a más de otras disposiciones fundamentales  se determinan los planes de estudio de la sección pedagógica de la Facultad de Filosofía y Letras (acorde a los títulos señalados en el anterior decreto) gracias a lo cual, empieza su funcionamiento real un mes después, en circunstancias históricas  en que una nueva crisis  mundial del capitalismo, generó inestabilidad política como también la pérdida de una parte considerable  de nuestro territorio nacional.

 

 

   UCE loca antiguo

Edificio donde funcionaba la Univesidad Central del Ecuador

 

¿Qué papel cumplen las personalidades en este proceso histórico?

 

 Menuda pregunta que nos induce a reflexionar sobre las condiciones en las cuales, las personas pueden luego de varios intentos concretar sus ideales y aspiraciones, de acuerdo a la educación que reciben, la clase social a la que pertenecen y las correlaciones de fuerza en las que se inmiscuyen.  Si bien la historia la realizan los pueblos, las personalidades pueden facilitar sus objetivos como también obstaculizarlos, en tal sentido, las acciones de los individuos tienen que supeditarse a las circunstancias  sociales e introducir elementos dinámicos que viabilizan la marcha de los acontecimientos.

 

 El hecho de que surja una personalidad influyente, en un momento y espacio determinado, es una casualidad. Sin embargo, constituye una casualidad que tiene sus causas y que se halla relacionado a procesos históricos necesarios que transcurren  con ayuda de unos u otros individuos a los cuales interpela, exige, posibilita, y los desafía. Aquella idea subjetivista de que si no hubiera existido determinada persona en determinada época, la historia habría seguido una ruta distinta olvida las necesidades del desarrollo histórico.

 

 En consecuencia, la Facultad Pedagógica  surge por necesidad histórica, cuando el Estado Docente remplaza a la hegemonía eclesiástica, mediante un laicismo que tiene que afianzarse primero en la escuela primaria y más tarde, en los colegios. En dicho proceso, la participación de José Peralta, Luis Napoleón Dillón y Manuel María Sánchez, entre otros (Homero Viteri, Leonidas García, Emilio Uzcátegui) al tomar conciencia de las necesidades de una nueva sociedad en contra de la vieja,  es sustancial para  encarar todos los inconvenientes con respecto a la accesibilidad y cobertura de una educación pública en donde no caben las doctrinas religiosas.

 

José Peralta como máximo intelectual del liberalismo ecuatoriano, llega a ser Ministro de  Instrucción Pública en el gobierno de Eloy Alfaro y más tarde Rector de la Universidad de Cuenca. Consecuente con la educación laica, pública y gratuita se preocupa por favorecer la educación de la mujer;  mejorar el sueldo del magisterio, promover la apertura de escuelas relacionadas con la pintura, escultura y arquitectura; los Institutos normales y otras de jornada nocturna para  la educación de obreros. Como intelectual, político, y educador afianzará su tendencia antiimperialista al constatar que América Latina en las primeras décadas del siglo XX era una región fuertemente intervenida por los Estados Unidos.

 

 La participación de José Peralta en momentos en donde la lucha de contarios requiere una definición anticlerical contundente es fundamental a pesar incluso de que las posiciones conservadoras si bien empiezan a ser vencidas pueden recuperarse brevemente y en tal sentido las fuerzas progresistas retroceder. En los acontecimientos históricos, existen por lo tanto, regresiones temporales, que más temprano que tarde  tienden a resolverse como consecuencia de las acciones y convicciones firmes de aquellos individuos comprometidos en los procesos sociales de avanzada. Así José Peralta decía:   “… el catolicismo es por naturaleza estacionario: el impulso hacia adelante, el perfeccionamiento y adelanto de los pueblos , las teorías del progreso , son para él horribles blasfemias, atentados contra la divinidad……..El catolicismo teme la libertad, porque solo los hombres libres ven claro a su derredor, examinan y escudriñan todo lo que se halla a su alcance , buscan la verdad con la antorcha de la razón y descubren al fin y al cabo las tramoyas y mentiras religiosas “ 6.

 

 Luis Napoleón Dillon  si bien participa como Ministro de Instrucción Pública en la segunda presidencia de Leonidas Plaza (1913), su accionar es positivo para rehacer  y organizar muchas cosas de la problemática educativa estatal.   Crea la oficina de fomentos y la biblioteca pedagógica  para proporcionar de muebles, pupitres  útiles y textos  a las escuelas del país,  exige que solo los Normales puedan dar el título profesional (no un examen ante un tribunal), crea la escuela agrónoma en Ambato y la Dirección General de Bellas Artes. Contrario a que  médicos y abogados se encarguen de determinar textos, reglamentos y programas para las escuelas, decide contratar una misión pedagógica alemana (1913) gracias a la cual, a decir de Uzcátegui: se  expidieron en los años venideros  el Reglamento de Régimen Escolar, Reglamento General de Instrucción Primaria, Reglamento de Conferencias Pedagógicas y cuatro Planes de Estudio para la escuela primaria y para los Normales. Una forma sutil, de separar la Iglesia del Estado y de  afianzar el positivismo científico en las aulas.

 

  Desvinculado de las influencias placistas y horrorizado de la plutocracia bancaria es uno de los intelectuales principales para que un grupo de jóvenes militares se haga eco de sus reclamos históricos  y no de las fuerzas conservadoras lideradas por Jacinto  Jijón y Caamaño, para derrocar al gobierno de Gonzalo Córdoba  y realizar la llamada revolución juliana. Con ella, la clase media, fundamentalmente de la Sierra,  logra ejercer mayor influencia en la política, y formar parte del aparato burocrático, al crearse nuevas instituciones estatales, incluso educativas.

 

Manuel María Sánchez en sus funciones como Ministro de Instrucción Pública, Senador y Rector del Colegio Nacional Mejía aportó con alma, corazón y vida para consagrar una mejor  educación  tanto en sus aspectos teóricos como materiales. En lo que respecta a la Facultad de Filosofía y letras, intenta por varias ocasiones que dicha institución, a más de las cuestiones reflexivas se ocupe de la formación de un profesorado idóneo para la enseñanza en los colegios del país.  Es el responsable directo del proyecto de 1919  en donde la facultad debía funcionar con dos secciones. Pero como la facultad no llegó a funcionar, por las razones anteriormente señaladas,  logra en calidad de senador por Pichincha que el Congreso apruebe en 1924 un decreto  que permita al Instituto Nacional Mejía establecer una sección pedagógica para formar profesores de nivel medio, situación que tampoco se logró concretar. Seguro de sus convicciones y de la necesidad de preparar a los maestros y maestras  logra hacer realidad sus anhelos como Ministro de Instrucción Pública en diciembre de 1929, para que la facultad asuma el reto histórico, con un grupo de profesores nacionales y extranjeros que empiezan a trabajar inmediatamente. Su esfuerzo político tendiente a  efectivizar  la educación profesional para nivel secundario a través de la Facultad de Filosofía y Letras, le permite ganar un espacio en la memoria académica.

 Facultad de Filosofía

 

Además, su credibilidad pedagógica tiene jerarquía histórica  porque a más de lo anterior logra, en la presidencia de Ayora, subir los sueldos del magisterio nacional, brindar apoyo  a los Normales con la implementación de las escuelas activas, preparar a los docentes sin título profesional en cursos especiales en todo el país, crear la Dirección Nacional de Educación Física, llevar a efecto el primer Congreso Nacional de Educación Primaria y realizar algunas mejoras de la escuela rural.

 

 En fin,  las personas precisas, en los tiempos oportunos y las circunstancias apremiantes  nos permiten comprender la conexión de los procesos históricos necesarios y casuales, de tal forma que incluso las personalidades, aparecen y se desarrollan para completar y concretar los reclamos y necesidades históricas. Nada es absolutamente necesario ni absolutamente casual sino un proceso  contradictorio que puede complementarse o excluirse.

 

 Al finalizar este breve ensayo es fundamental realizar algunas aclaraciones teóricas por medio de preguntas orientadoras.

 Facultad de Filosofía Universidad Central del Ecuador

 

 

1. ¿Los cambios que se realizaron en las primeras décadas  del siglo XX son estructurales?

 

 La revolución liberal si, la revolución juliana no.  La revolución liberal permite pasar a una nueva formación histórica social en donde el modo de producción capitalista (agroexportador) predomina  sobre las formas precapitalistas de producir. Además se refuerzan y realzan  cambios políticos , jurídicos , morales y educativos que ayudan a modificar las formas de vida tradicional: crece el trabajador asalariado, se electrifica los centros urbanos del país, se establece el matrimonio civil, las mujeres pueden divorciarse y profesionalizarse, en las escuelas públicas de mayor urbanización prevalece el contenido científico , existe mejor intercambio comercial entre la Costa y la Sierra con el ferrocarril, los matrimonios, nacimientos y defunciones comienzan a ser inscritos en el registro civil,  las autoridades eclesiásticas no pueden ejercer nunca más cargos de elección popular, los sectores medios desean seguir la carrera militar, los intelectuales se inclinan por el positivismo científico, los literatos transitan desde el costumbrismo hacia el realismo, el fútbol empieza a popularizarse, la moda y la decoración de las casas imponen los ingleses, la arquitectura afianza paradigmas neoclásicos  y en las zonas rurales el campesino fundamentalmente indígena  intenta a librarse de sus obligaciones con la Iglesia.

 

  La revolución juliana como lo manifiesta Agustín Cueva, en cambio es “un reajuste socio económico auspiciado por los sectores medios en beneficio suyo…………Los militares en ningún momento trataron de acabar con la burguesía bancaria sino únicamente limitar su poder…….Una trasformación política que no modifica de manera radical la estructura económica está condenada a pactar con el adversario al que creyó derrocar”7  En consecuencia más que una revolución es un reformismo social que tiende atenuar las contradicciones del capitalismo, para en última instancia, garantizar su continuidad conforme las mayorías son atendidas en algunos de sus reclamos. Aunque si bien es cierto se realizan algunos procesos de inclusión y bienestar bajo el control del Estado: voto femenino, salario mínimo, descaso obligatorio, habeas corpus, libertad de asociación y agremiación, salubridad y protección infantil, apoyo a pequeña propiedad, desde la perspectiva del PODER son concesiones que los sectores dominantes realizan para salvaguardar las desigualdades fundamentales con respecto a la posesión de los medios de producción.

 

2.-  ¿Cuál es el carácter de clase de la educación, en aquellos momentos del recorrido histórico?

 

 Las contradicciones sociales internas afianzarán un modelo fabril de educación en consonancia con el modo de producción dominante, cuya esencia se halla supeditada a los intereses de la producción, distribución y legitimación del capital internacional. En tal virtud,  la escuela (primaria, secundaria y superior)  como institución social indisolublemente relacionada con el contexto socio económico en el que se hallan situadas no puede permanecer al margen de un conjunto de significados y subjetividades tendientes a formar al ciudadano ecuatoriano dentro de estructuras y relaciones de dominación, de tal suerte que la educación pública y  laica, si bien constituye un salto cualitativo superior, con respecto a la escuela escolástica, no tiene otro objetivo político más que “formar hombres de la mayoría para servir a los intereses y necesidades del hombre de la minoría” 8.

 

1.  Cerda Hugo, Los elementos de la investigación (Quito: ABYA YALA , 1993), pág. 36

2.  Uscategui Emilio,   La educación ecuatoriana en el siglo del liberalismo, ( Quito: Universidad Central , 1980),  pág. 142

3.  Varios autores. Historia del Ecuador (Quito: Lexus, 2014), pág. 569.

4.  Báez  René, Cueva Agustín, Moreano Alejandro, y otros. Ecuador, pasado y presente. (Quito: libresa, 1995), pág. 113.

5. Ayala Mora. El laicismo en la Historia del Ecuador, Revista Ecuatoriana No 6, 1996, pág. 19.

6.  Peralta José, Escritos del Destierro, (Quito: Corporación Editora Nacional, 2008), pág. 187.

7.  Cueva Agustin, El proceso de dominación policía en el Ecuador (Quito: Sotierra, s.f.), pág. 20-21.

8.  Merani Alberto, Educación y relaciones de poder, (México: Grijalbo, 1980),12.

 

 

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Las Casas Oe3-128 (entre América y Antonio de Ulloa)

Quito-Ecuador

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