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Por: Marco Villaruel*

Fotografía: Archivo

La versión municipal del Estado de Propaganda

 

Como en los casos de los ex Alcaldes, el actual Alcalde de Quito, se demoró un tiempo hasta encontrar a los asesores que deben planificar la comunicación política, la estrategia de medios, la community manager, los estrategas en redes sociales, los jefes de relaciones públicas, y más profesionales de la comunicación.

 

La dependencia oficial denominada SERCOP da cuenta del pago de miles de dólares a productores particulares, empresas de impresión de periódicos y productoras de televisión.

 

Se puede constatar que buscan elevar la imagen del político de tal manera que esté en condiciones de enfrentar posibles reelecciones, o eventuales mayores retos políticos nacionales. O de sobrellevar la intensa oposición de Alianza País, dentro y fuera del Concejo, así como de sectores populares descontentos con determinadas resoluciones sobre obras públicas.

 

Es muy pronto para medir la eficacia de la estrategia mediática, pero ya hay manifestaciones de tedio y preocupación especialmente por las cadenas radiales semanales en las que un conjunto de emisoras se enlazan y transmiten simultáneamente, y a veces en diferido, la entrevista al  Alcalde.

 

 

El grave problema es el papel que cumplen los periodistas entrevistadores ya que dejan traslucir que son preguntas  preestablecidas y siempre con contenido propagandístico y positivo. De ninguna manera cumplen un papel crítico o indagatorio, en función de las preocupaciones ciudadanas.  El caso es ya de carácter ético porque ese comportamiento  está contemplado en el Código de Ética de la Federación Nacional de Periodistas ya que en ningún momento se anuncia que es un programa contratado y por tanto ponen en mal predicamento a los periodistas.  Ellos no actúan como tales sino como personal contratado que cumplen un rol preestablecido.

 

Desde el punto de vista periodístico es una estrategia  que perjudica a todos, porque el profesional pierde credibilidad, el público desconfía de la certeza de las informaciones oficiales que las considera políticas (así como ocurre con el torrente mediático correísta), y el funcionario devalúa su imagen.

Los periodistas no podemos trabajar con cuestionarios preestablecidos por terceras personas o dependencias oficiales. El grave riesgo es asimilarse al método de Jorge Gestoso y de rebajar la calidad profesional.

 

* Periodista y docente universitario

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Las Casas Oe3-128 (entre América y Antonio de Ulloa)

Quito-Ecuador

ISSN 1390-6038

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