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Por: Andrés Quishpe

Fotografía: Archivo

ADIÓS, BELLA

(Bella Ciao)

 

Bella Ciao, que en español significa: Adiós, Bella fue cantada por las mujeres italianas recolectoras de arroz. A través de su canto rechazaban la explotación y condiciones de trabajo de las cuales eran víctimas. En 1943 fue adoptada por los partisanos italianos que se despedían de sus compañeras antes de enrumbarse al monte para luchar contra los nazis del franquismo.

 

Una mañana me desperté.

Adiós bella, adiós bella, adiós bella, adiós, adiós.

Una mañana me desperté

Y encontré al invasor.

 

¡Oh! Partisano, llévame contigo.

Adiós bella, adiós bella, adiós bella, adiós, adiós.

¡Oh! Partisano, llévame contigo

Porque me siento morir.

 

Y si yo muero de partisano.

Adiós bella, adiós bella, adiós bella, adiós, adiós.

Y si yo muero de partisano

Tú me debes enterrar.

 

La mano izquierda y puños levantados, rindiendo homenaje a los caídos en la lucha por la emancipación de la humanidad es la característica al cantar Bella Ciao, canción que se ha constituido en una especie de himno y bandera del movimiento de izquierda revolucionario y comunista en el mundo entero. Recordemos que el Correísmo en su momento levanto toda una campaña de persecución contra varios sectores de izquierda y comunistas de nuestro país a los cuales se los encarceló y calificó como terroristas y lanza piedras.

 

 Bella Ciao

 

Bella Ciao como todo en el capitalismo ha sido utilizada en estos últimos meses como una mercancía que adaptada a la serie que trasmite Netflix - La Casa de Papel. Volvió a tomar fuerza y fue la canción icono que caracterizó a esta serie lastimosamente. Lo que ha hecho el Correísmo es robarse esta canción, así como se robaron el dinero del país. Netflix y el Correísmo la están distorsionando para sus fines políticos e ideológicos. Bella Ciao no identifica a ningún grupo de ladrones. Quienes cantamos esta canción lo hacemos como un símbolo de resistencia contra la explotación, contra el capitalismo, imperialismo y el fascismo. La cantamos desde muchos años atrás y la seguiremos cantando.

 

Enterrar allá en la montaña.

Adiós bella, adiós bella, adiós bella, adiós, adiós.

Enterrar allá en la montaña

Bajo la sombra de una bella flor.

 

 

Y la gente que pasará

Adiós bella, adiós bella, adiós bella, adiós, adiós.

Y la gente que pasará

Me dirá ¡qué bella flor!

 

Y ésta es la flor del partisano,

Adiós bella, adiós bella, adiós bella, adiós, adiós.

ésta es la flor del partisano,

muerto por la libertad.

Y ésta es la flor del partisano,

muerto por la libertad.

 

Pero cantar Bella Ciao o ponerse una camiseta del Che no es ser de izquierda. Bastante vivimos con el Correísmo – todo un contrabando ideológico para seguir pensando que las cosas son así; vale preguntarnos una vez más y las veces que sean necesarias:

 

 

 

¿Qué significa ser de izquierda?

 

En términos generales podríamos decir que la política es el arte de gobernar o el arte de cómo llevar adelante fines, objetivos y proyectos. El ser humano por esencia es un ser político porque toma posición y expresa su opinión frente a todos los acontecimientos de la vida. Todos los actos y acontecimientos de nuestra vida, de las sociedades y los pueblos están normados por el quehacer político. El precio de los víveres, el monto de los salarios, el contenido de las asignaturas que se imparten en los establecimientos educativos, el destino de nuestro país y todo, absolutamente todo está determinado por decisiones y orientaciones políticas.

 

Pero la política no es imparcial, responde –según el caso- a los intereses de las distintas clases sociales. Cada clase social tiene intereses económicos y políticos particulares y buscan imponer sus concepciones al conjunto de la sociedad. Por eso la política no es una sola; hay una política que hacen las clases dominantes para precautelar su condición de poseedoras del poder y otra que realizan los pueblos para tomar el poder y así poner fin a la explotación capitalista y construir una nueva sociedad.

 

 

El vocablo izquierda en el ámbito de la política sirve para identificar a aquellas personas y organizaciones que orientan su acción hacia la conquista de cambios sociales progresistas y revolucionarios, mientras que el vocablo derecha alude a las fuerzas reaccionarias, explotadoras del país.

 

Pero cuando se habla de izquierda revolucionaria nos referimos específicamente a la posición política que busca el cambio radical de la sociedad, que se diferencia en sus concepciones políticas y métodos de acción de la “izquierda” incluso de la socialdemocracia y reformismo.

 

Existen organizaciones políticas, que al tener como propósito el triunfo de la revolución y la construcción del socialismo pasan a ser organizaciones políticas de izquierda revolucionaria. Como tal tienen la obligación de involucrarse plenamente en la vida política, económica y social del Ecuador para dar sus puntos de vista al respecto y actuar para transformar la realidad. Están obligadas a trazar, discutir y definir políticas y orientaciones, líneas de acción que les permita desenmascarar y combatir a las política de los gobiernos de turno, de las clases dominantes y el imperialismo.

 

La concepción ideológica y política de la izquierda revolucionaria la ubica como contradictores directos de la burguesía y el imperialismo; al defender los intereses económicos políticos y sociales de los trabajadores, la juventud y los pueblos del Ecuador chocan con la acción que las clases dominantes ejecutan a través de todos los medios para defender el actual sistema. En ese accionar enfrentan a las fuerzas políticas que, vistiéndose de izquierdistas como los falsos revolucionarios, hacen política para engañar a los pueblos del Ecuador y, en última instancia, defienden y preservan el poder de los explotadores como lo hizo el Correísmo en sus 10 años de gobierno.

 

La política de una organización que se califica de izquierda revolucionaria es precisamente revolucionaria porque busca poner fin al capitalismo y construir el socialismo. Es además una política democrática porque lucha por el respeto a los derechos políticos democráticos conquistados por el pueblo a lo largo de los años en diversos combates y porque organiza la lucha para que la democracia en el país tenga mayores connotaciones. Su política es antiimperialista, pues, deben luchar para romper toda forma de atadura económica y política extranjera, causantes del atraso de los pueblos y la dependencia del país; lucha por un Ecuador auténticamente soberano e independiente.

 

En el curso de la aplicación de esas líneas de acción, la izquierda revolucionaria levanta las reivindicaciones económicas, políticas y sociales de la juventud y los pueblos, en aras de alcanzar para ellos mejores condiciones de vida, bienestar y progreso. En síntesis, su acción política representa y defiende los intereses de los trabajadores, la juventud y los pueblos del Ecuador; apunta a cambiar lo viejo por lo nuevo; es una política de izquierda revolucionaria que busca la liberación social y nacional.

 

 

Como podemos ver el Correísmo jamás llego a ser de izquierda y mucho menos revolucionaria. Pueden existir pequeños sectores democráticos que aún militan en sus filas. Pero en su mayoría están sectores oportunistas, retardatarios y de derecha que buscan recuperar el gobierno para tapar sus fechorías y seguir saqueando el país, y como saben que puede les puede dar cierto rédito el discurso de izquierda, no han renunciado y no renunciaran a pesar del daño causado a este sector.

 

Las consignas que levantan en sus últimas movilizaciones, forman parte de las consignas levantadas por los estudiantes del Mejía, Central Técnico o Montúfar y a los cuales se encarcelo y torturo en su gobierno. Los pueblos del Ecuador conocen los actos delincuenciales cometidos por el Correísmo y de seguro seguirán castigando estos hechos. También es tarea de los sectores democráticos, progresista y de izquierda seguir denunciando estas posturas oportunistas y demagógicas, así como exigir que devuelvan todo lo robado en la década Correísta y sean sancionados como determina la Ley.

 

* Extracto del documento de debate presentado en noviembre del 2011 al X Congreso Nacional de la Juventud Revolucionaria del Ecuador (JRE).

 

 

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